La Cámara de Empresas del Polo Informático de Tandil fue creada hace poco más de una década para garantizar en la región la correcta articulación del Triángulo de Sábato. Hoy, con 43 empresas-miembro, apunta buena parte de sus cañones a la formación del talento profesional que es el que hace posible la nueva matriz productiva de Tandil.

A diferencias de otros clústers y polos informáticos, la CEPIT (Cámara de Empresas del Polo Informático de Tandil) no puso el eje en buscar un espacio físico para desarrollar su actividad y la de sus miembros, como tampoco lo puso en obtener beneficios para sus asociados. No es que no bregue por estas cosas, pero la energía está en otra parte. Su actual presidente, Mauricio Salvatierra, quien es además gerente del Centro de Desarrollo de Talento en Globant, explica: “No tiene sentido que vayamos a la búsqueda de infraestructura. A veces cuestiono el que las nuevas cámaras busquen subsidios para armar la oficina física del polo tecnológico. Para mí, hoy el foco principal de este tipo de instituciones, que es también el nuestro, tiene que ver con el talento y nuestro aporte a la Sociedad del Conocimiento”.

Salvatierra apoya esta posición en dos cuestiones: “Falta muchísima gente formada en Sistemas, y los chicos no eligen estudiar Tecnología. Además, la realidad nos señala que todos los trabajadores en el futuro van a tener que estar relacionados con la Tecnología. Nadie sabe cómo serán los trabajos del futuro, pero sabemos cómo deberían ser nuestros trabajadores. El foco principal de nuestra cámara tiene que ver, entonces, con el talento y la formación del talento, y con cómo aportamos a generar una sociedad del conocimiento”.

Fundada en julio de 2010, la CEPIT fue ocupando el espacio protagónico del Polo Informático de Tandil —que operaba dentro de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN) desde 2003— para ganar en autonomía. Entre las empresas fundadoras estaban Grupo Most, Intercomgi Argentina, Software del Centro (SDC), Temperies Information Technology, Estrategias Diferenciadas (EDSA), Desarrollos & Soluciones en Internet, Tsavo Group, Qualityfour Informatica de Argentina (Q4Tech) y Knowledge Management, con el agregado de dos socios estratégicos (los restantes vértices del Triángulo de Sábato): el Municipio de Tandil y propia UNICEN. Hoy la CEPIT cuenta con 45 miembros (43 empresas, el Municipio de Tandil y la Universidad), entre los cuales está Globant. El unicornio tecnológico ya está construyendo en Tandil el primer edificio inteligente y sustentable de la región para albergar sus oficinas y otras actividades.

A las pioneras, se han sumado otras empresas como G&L o Unitech, e incluso algunas de origen tandilense, como por ejemplo Spark Digital, que desarrolla software de entretenimiento y educación, y tiene entre sus clientes a The Wall Street Journal, Verizon, NewsCorp, Warner Bros, Telemundo y MacMillan, entre otros. Nacida en 2012, hoy cuenta con 320 empleados en doce países, 80% de los cuales está en la Argentina.

Ingeniería en Sistemas… y después
Cuando Salvatierra llegó desde Coronel Dorrego a Tandil en 1996, la UNICEN dictaba la carrera de Ingeniería en Sistemas, de la que Salvatierra es egresado. No había ninguna otra instancia de formación intermedia relacionada con Software. Siete años después se crearía el Polo Tecnológico en el seno de la UNICEN, que empieza a nuclear empresas de Software. A medida que se fue expandiendo el número de empresas, se decide sacar de ese ámbito la actividad del polo, creando primero una asociación y después la Cámara. Además de ser el actual presidente, Salvatierra fue vicepresidente en la gestión anterior (dos períodos) y participó de la comisión directiva.

“Los beneficios que podemos dar como cámara no pasan por conseguirle a los asociados un descuento en la casa de picadas de Tandil”, grafica el presidente. “Sí nos interesa que, como asociado, puedas tener acceso a profesionales que te ayuden a certificar las normas ISO, o que tengas acceso a programas de capacitación para exportar servicios. Y, de nuevo, la columna vertebral principal de la cámara es el hecho de trabajar con universidades, instituciones educativas y municipios en la transformación de la matriz productiva de una ciudad, y eso llevarlo hacia una sociedad del conocimiento”, resume Salvatierra, quien sostiene que en Tandil se ha logrado la transformación de la matriz productiva. “Ahora lo estamos llevando a otras ciudades, como Madariaga o Rauch, que han venido a hablar con nosotros”. Para Salvatierra, sin embargo, esto no se logra con cursos habilitadores que enseñan lo básico. “No se trata de un curso, se trata de hacer un plan, porque la formación de un recurso de tecnología excede cualquier cursito de tres meses”.

El ejecutivo de Globant trae a colación el Plan 111 Mil: la iniciativa oficial para generar programadores, ingenieros y emprendedores en todo el país, que arrancó allá por 2017 impulsada por el entonces Subsecretario de Servicios Tecnológicos y Productivos de la Nación, Carlos Pallotti. Sin embargo, esos cursos de formación de doce meses de duración no eran suficientes: requerían de la empresa que empleara estos recursos al menos otros doce meses de preparación. “En Tandil fue el único lugar donde 111 Mil funcionó muy bien, porque nos sentamos todas las partes y nos pusimos de acuerdo. Y de mil personas que se anotaron, cursaron 700, y hoy debe haber más de 200 incorporadas en la industria, contratadas y trabajando. Lo cual en Tandil fue un éxito pero con un esfuerzo enorme de las empresas, de la Universidad y del Estado”.

Con todo, la CEPIT no se quedó con estos cursos de doce meses, sino que los hizo evolucionar para que hoy formaran parte del arsenal de formación de los Centros de Formación Laboral (CFL), destinados a quienes se han quedado sin trabajo y necesitan reconvertirse. Los CFLs son instituciones en cada una de las ciudades (algunas dependen de cada municipio y otras son provinciales) que dan cursos básicos habilitantes.

Paralelamente, creó alternativas de formación menos extensivas que la de Ingeniería en Sistemas. “Trabajando en conjunto con la Universidad, generamos una tecnicatura de dos años (TUDAI) con la que le damos posibilidades quienes no quieren o no pueden seguir estudiando. Esta tecnicatura universitaria de dos años es un escalón intermedio. Al fin y al cabo, no necesitamos que todos los talentos sean ingenieros”, acota Salvatierra. A la par se generó una segunda tecnicatura de tres años de extensión y cursada nocturna, que se dicta en un instituto provincial de formación docente.

No contentos con esto, también buscaron la forma de mantener a los recursos profesionales ya formados al día con las últimas tecnologías. “Hoy nosotros no sólo competimos contra la falta de talento, sino también con la velocidad con que la tecnología avanza. Una empresa, más allá de que le falta la gente y tiene que formarla, debe tener en cuenta las tecnologías de punta, porque está compitiendo con otras empresas del resto del mundo. Cada vez que alguien se sienta frente a un cliente, tiene que poder hablar de IA, Big Data, Blockchain… Hace tres años nos propusimos agregarle valor a la industria de TI local, especializándola. Arrancamos con dos líneas de especialización: la primera fue usabilidad y diseño, que se creó con la Universidad una diplomatura específica que se llama UXDI. La otra línea buscó incorporar conocimiento técnico sobre IA, IoT, Blockchain y Big Data, de modo que desarrollamos un espacio informal llamado SOFIA: en una cervecería una vez por mes, durante cuatro horas, dábamos entrenamiento específico y técnico a la comunidad. Después de dos años de SOFIA, se generó en la Universidad una diplomatura en IA dentro de la Universidad, que va por su segunda cohorte. Con esto aumentamos el valor agregado de nuestra industria y podemos competir mejor en el mundo. Ahora estamos pensando en retomar SOFIA, probablemente para temas de física y computación cuánticas, además de reforzar Blockchain y criptografía”, define Salvatierra.

“Sabemos que para formar los trabajadores del futuro en las escuelas secundarias se requiere un tipo de educación diferente al que hay en la actualidad. Por lo que nuestro mensaje es el de empezar a cambiar la currícula, y empezar a orientar la formación secundaria más del tipo STEAM (Science, Technology, Engineering, Art & Math)”, dice Salvatierra y opina que el modelo a seguir está en las escuelas ProA de Córdoba. En Tandil, y ante un requerimiento del colegio Nuestra Señora de Begoña, que quería abrir si ciclo secundario, ya se ha comenzado a implementar esta visión de educación con base tecnológica en 2019.

Ciudadana CEPIT
Salvatierra considera que en Tandil existen unas 50 empresas de Software, además de profesionales independientes, de las cuales, como se dijo, 43 son parte de la CEPIT. La Cámara ha logrado ser el principal interlocutor del Municipio ante las necesidades de Software, que ahora sigue la lógica de buscar primero satisfacer sus necesidades entre las empresas locales y, si no es posible, entonces sí buscar por fuera de Tandil. Por otra parte, está colaborando con otros municipios cercanos para que puedan seguir el modelo de Tandil.

El valor de la CEPIT y sus miembros pasó recientemente por una importante prueba de fuego, a partir de la Pandemia de COVID-19, comenzando en marzo de 2020, sobre todo en el ámbito educativo, desplegando, asesorando y capacitando en Google for Education. A un año del inicio de la Pandemia, CEPIT contabilizó unos 30.000 usuarios asistidos en localidades de todo el país, incluyendo Balcarce, Río Negro, Puan, Pigüe, Tres Arroyos, Tandil, Reta, Ayacucho, Necochea, Lobería, Florencio Varela, Dorrego y CABA.

Fuente: https://www.itsitio.com/ar/mauricio-salvatierra-de-la-cepit-nuestro-foco-esta-en-promover-el-talento/?t_uid=2485274000000943275