El trajín de la gran ciudad, sobre todo en la Capital Federal, lleva a que algunos ejecutivos se planteen dónde quieren trabajar.

Dios atiende en Buenos Aires, pero hacer una experiencia profesional en el interior es muy bien visto en las empresas. Es, en ciertos casos, una manera de volver al terruño y mejorar la calidad de vida. Recuperar el corte del mediodía, volver a la casa natal después de haber estudiado en Buenos Aires o, simplemente, dejar de perder horas en traslados son algunas de las razones que llevan a alguien a «expatriarse» a una ciudad del interior. Axel Márquez Miranda dejó hace dos años el barrio de Flores, en la ciudad de Buenos Aires, para mudarse al barrio Belgrano, en la zona oeste de Rosario. «Buscamos la tranquilidad que no tienen en las grandes ciudades, dejar de perder tiempo en traslados. Mi trabajo se podría haber hecho desde Buenos Aires, pero la empresa donde trabajo tiene su casa central en Rosario; ahí «se cocina» todo, están los gerentes, la gente de compras, los dueños. Si me mudaba podía crecer y aprender», dice Márquez Miranda, quien, como manager de Air Computer, oficia de nexo entre las áreas de fabricación y de ventas.

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